Erika Sánchez R.
Colaboración.

El empresario Arturo Castagné Couturier le juega a agarrar al toro por los cuernos, al aliarse con la familia Yunes, pese a que tiene un oscuro pasado con una asociación civil en la administración de Miguel Alemán, en la que se le señala en un desfalco financiero.

Es bien sabido que, al ser un mensajero de la familia yunista, podría tener el mismo destino que el ex fiscal Jorge Winckler, aquel que no solo era el abogado de la familia del protagonista de Los Demonios del Edén, sino que también la hacía hasta de su fotógrafo personal.

El ex fiscal terminó tras las rejas, donde finalmente quedó en el olvido… apuradamente una diputada federal del PAN hizo escándalo tras su detención y jamás lo renegó como su amigo, pero por otro lado, su patrón lo abandonó a su suerte, la misma que correría Castagné por ser un emisario más de la familia yunista.

Castagné se ha dedicado las últimas semanas en armar una campaña negra en contra de la candidata de la coalición Sigamos Haciendo Historia, Rocío Nahle García, con el afán de denostarla.

Hasta ahora, solo está en pura palabrería para manchar el nombre de la candidata, porque no ha mostrado ni una sola prueba de lo que acusa Nahle, por lo que la candidata se vio en la imperiosa necesidad de desmentir las acusaciones y señalamientos del empresario -ahora- yunista, pues en los primeros días de marzo, Castagné hizo público su adhesión al equipo de campaña de José Yunes.

Y bien lo dijo la futura primera mujer que gobernará Veracruz, “nosotros no somos iguales” y tan es así que recientemente se ventiló que el sueño de fama que vive Castagné Couturier pronto estaría por convertirse en pesadilla y que podría pasar de acusador a acusado y de buscar explicaciones -según él- a tener mucho qué explicar ante la opinión pública, dado que está a punto de salir a la luz un abultado, oscuro y maloliente expediente de los desfalcos que habría hecho en la Fundación “Produce Veracruz A. C.” cuando encabezó este organismo en el gobierno de Miguel Alemán.

Nahle advirtió que ocupan a “patiños” pagados para golpear y difamar, de esos mismos que pagan las encuestas para verse favorecidos, pero el pueblo veracruzano inclinó la balanza a la coalición de Morena, por lo que al verse en desventaja, recurren a este tipo de difamaciones y cobardías, no es de hombres hablar mal de una mujer.

Por mera educación y por no pretender emplear las mismas tácticas de la oposición, de aquellos goleadores sin sustento, Nahle García se reservó comentar del autor material del ataque, el empresario citrícola, Arturo Castagné Couturier, de quien no mencionó ni su nombre.

Se dice de 90 millones de aquella época, equivalentes a 211 millones a precios actuales -considerando la inflación-. Y a pesar de los baños de pureza de los que ahora presume el empresario, se habla, incluso, de una penosa fuga, a salto de mata, por tierras texanas para evadir las consecuencias jurídicas de su actuar.

La verdad esta por salir a la luz, incluye pésimos manejos de la herencia paterna y la necesidad de su hermana Julieta de intervenir los ranchos familiares para evitar perderlos, ya que se los iban a embargar.

Las investigaciones siguen en marcha y serán viejos fantasmas del pasado los que -de nueva cuenta- atormentaran a Castagné. Entre más le rascan, más sorpresas aparecen.

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