“¡Los comunistas! ¡los comunistas! ¡los comunistas! ¡hay que linchar a los comunistas!”.

El próximo 14 de septiembre se cumplirán 55 años de que una turba azuzada por el cura del pueblo linchó a un grupo de jóvenes alpinistas en San Miguel Canoa, Puebla.

Era 1968, el año en el que ser estudiante universitario en México equivalía, según la narrativa pública dominada por la Derecha, a ser comunista, lo que a su vez implicaba ser una especie de enemigo del pueblo y de sus instituciones. La Iglesia y la familia, entre ellas. ¿Les suena?

Advertidos días –o meses- antes por el párroco de que la “amenaza comunista” llegaría al pueblo para desaparecer la propiedad privada y prohibir la religión, la llegada de los cinco jóvenes fue tomada como el indicio inequívoco de que la predicción estaba por cumplirse.

Convocados por las campanas de la Iglesia y aleccionados desde “el palo que habla” (una bocina en el centro de la comunidad), el poblado se volcó sobre los citadinos.

Los fueron a buscar a la casa donde les habían dado hospedaje porque la lluvia les impidió escalar el volcán La Malinche. Dos de los cinco alpinistas fueron asesinados a machetazos y disparos. Dos de sus anfitriones también.

El gentío llevó a los otros tres jóvenes a la plaza, donde fueron torturados –uno perdió parte de la mano- hasta que la policía pudo rescatarlos en la madrugada del 15 de septiembre.

Hoy que fue el regreso a clases, ¿cuánto de ese espíritu de cerrazón que no entiende explicaciones sobrevive, desde los linchamientos de San Miguel Canoa hasta la fecha, contra el fantasma de “la amenaza comunista”? ¿Existe en verdad una “amenaza comunista”? ¿La gente que quemó (diríamos que linchó) libros gratuitos de texto sabe lo que es el comunismo? ¿Y, a últimas, sí les consta que son comunistas los libros? ¿Alguien ya los leyó?

La neta es que deberíamos estar orgullosos de los libros de texto gratuito. De hecho, muchos lo estamos.

Resulta insólito que no podamos aprender de las lecciones del pasado y de los trucos de la Derecha para meterle miedo a la gente. (Aunque cada vez menos gente les cree).

Acuérdense de que en el 2018 decían que Andrés Manuel López Obrador iba a convertir a México en Venezuela. Era, decían, «un peligro para México» (y el peligro eran y siguen siendo ellos).

Por lo pronto: feliz regreso a clases.

Pd.- No se me hizo correr el Maratón de la Ciudad de México por mi lesión en la espalda. Ya será, en su momento. De cualquier forma fue para mí un domingo grandioso, histórico, memorable. Ustedes saben la razón, aunque yo no puedo decirla.

*Diputado local. Presidente de la Junta de Coordinación Política del Congreso del Estado.

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