El éxito de Morena es de nacimiento. Al contrario de prácticamente todos los partidos nuevos, el origen de Morena no fue cupular, sino popular.
Morena nació en las colonias y en las comunidades marginadas o de clase media.
Nació entre un pueblo harto de haber sido saqueado durante décadas. Un pueblo que exigía un cambio de raíz. Aquí en Veracruz, ya ni se diga.
Muchas y muchos de quienes hoy son (somos) funcionarios electos de Morena iniciaron (iniciamos) repartiendo el periódico Regeneración de casa en casa y organizando asambleas en las que al principio éramos poquita gente. Había quien nos tiraba a locos.
Hoy las propuestas de Morena están en el Gobierno Federal, en la mayoría de los Estados; están en el Congreso de la Unión y en las Legislaturas locales. Todas las encuestas apuntan a que vamos a volver a ganar.
Este movimiento iniciado por Andrés Manuel López Obrador y respaldado por más del 53 por ciento de los votos en el 2018 se acerca a un momento decisivo para su futuro.
Nos acercamos al emblemático 2024 con la obligación de decidir si honraremos a nuestro origen.
Personalmente y con mucho respeto, como un militante más, creo que debemos ratificar nuestra alianza con las y los militantes.
Refrendar nuestro compromiso con la militancia de territorio, de convicción, de lealtad a la Cuarta Transformación del país.
Y, desde luego, cerrar la puerta a los oportunistas que apenas en la pasada elección estuvieron en el PRI, PAN, PRD y MC -dándonos hasta con la cubeta y despotricando del Presidente Andrés Manuel- y que ahora que se saben perdidos han visto el caballo guinda y se les antoja el viaje.
Está en curso el proceso para elegir delegados del partido. Ya lo dije y lo repito: yo estoy fuera porque ya soy diputado y hay que dejar el espacio a más compañeras y compañeros que también merecen participar.
Morena debe seguir siendo de sus bases.
Diputado local. Presidente de la Junta de Coordinación Política.